Un caso de éxito en Air Europa


Por: José Carlos Bermejo Rubio

Responsable Territorial Islas Baleares de DAMA España.

«En Air Europa, no ponemos tanto el foco en los beneficios del gobierno en sí, sino en el valor de los productos de datos que podemos generar gracias a que gobernamos los datos»


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Introducción

En los últimos años, el gobierno de los datos se ha convertido en un tema de gran interés y relevancia en aquellas organizaciones que quieren aprovechar el potencial de los datos para mejorar su rendimiento, su competitividad y su innovación.

El gobierno de los datos se refiere al conjunto de políticas, procesos, roles y tecnologías que garantizan la calidad, la seguridad, la disponibilidad y el uso ético de los datos en una organización.

Sin embargo, el gobierno de los datos implica desafíos y dificultades, especialmente a la hora de lanzar e implementar un programa a gran escala.

Algunos de estos desafíos y dificultades, son:

  • Conseguir la esponsorización y el compromiso de la alta dirección y de los usuarios clave, que a menudo no ven el valor o el beneficio del gobierno de los datos, o lo perciben como una carga o una restricción.
  • Medir y comunicar el retorno de la inversión (ROI) del gobierno de los datos, que puede ser difícil de cuantificar y de demostrar, ya que se trata de un beneficio indirecto y a largo plazo, y no de un resultado inmediato y tangible.
  • Gestionar el cambio cultural y organizativo que implica el gobierno de los datos, que requiere una transformación en la forma de trabajar, de pensar y de relacionarse con los datos, y que supone un reto para la resistencia, la inercia y la falta de confianza que pueden existir en la organización.

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Estos desafíos pueden hacer que el gobierno de los datos sea visto como un proyecto complejo, costoso, de alto riesgo y con retornos poco claros, que puede generar más problemas que soluciones, que puede restar tiempo y recursos a otras iniciativas más prioritarias o rentables, y que incluso puede derivar en un obstáculo o una carga burocrática que dificulta la innovación y la agilidad de los proyectos de datos.

De hecho, en numerosas conversaciones con colegas de profesión siempre se destaca lo difícil que es conseguir la esponsorización necesaria para este tipo de programas y lo difícil que es calcular su retorno.

Todo lo anterior me llevó a plantearme cómo estamos gestionado la implantación del programa de Gobierno del Dato desde el equipo de datos de Air Europa y, sobre todo, por qué estas dificultades, tan presentes en otras organizaciones, no parecen ser un gran problema en el despliegue de nuestra estrategia de datos (lo que no significa que no tengamos otros retos).

He querido plasmar esas reflexiones en este artículo por si puede servir de inspiración a otros líderes de datos que estén pasando por situaciones similares, y como a todo hay que ponerle un nombre, en este caso hemos decidido llamarle (no sé si de forma acertada) el “gobierno adaptativo de los datos”.

Esta estrategia nos ha permitido incorporar el gobierno de los datos como una parte natural e inherente de los productos de datos que desarrollamos, sin necesidad de visibilizar un programa de gobierno como tal, que requiera una gran inversión de recursos y tiempo.

En Air Europa, no ponemos tanto el foco en los beneficios del gobierno en sí, sino en el valor de los productos de datos que podemos generar gracias a que gobernamos los datos, beneficios que son medibles y visibles para la organización, lo que nos permite vencer las resistencias naturales a este tipo de programas.

Principios del gobierno adaptativo de los datos

El gobierno adaptativo de los datos se basa en seis principios fundamentales:

El gobierno de los datos no es un fin, es un medio.

Como organizaciones pretendemos extraer el máximo valor posible de nuestros datos, y la mejor manera de hacerlo es ejerciendo la correcta autoridad y el control adecuados de la gestión de los activos de datos.

Pero es importante no perder el foco, lo importante es el valor, no el gobierno, que es un medio para asegurar el valor.

Si nos centramos solo en el gobierno y no en el valor de los datos, correremos el riesgo de diseñar procesos pesados y burocráticos y perderemos la involucración y colaboración de las áreas de negocio.

El gobierno de los datos es un atributo de madurez de los productos de datos.

Recuerdo la primera definición de “Calidad del software” que aprendí en la universidad: “Un software es de calidad cuando se ajusta a las necesidades del cliente”. Lo que significa que la calidad no debe ser entendida como un objetivo aislado a perseguir a toda costa, ya que siempre ha de estar en relación con las expectativas y necesidades de nuestros productos.

De igual forma podemos entender la calidad aplicada a los datos y el resto de las áreas del gobierno de los datos. ¿Se requiere el mismo nivel de gobierno para una aplicación de análisis de uso local, donde el objetivo es empezar a conocer ciertos datos para extraer las primeras conclusiones, que para un cuadro de mandos con visibilidad en el board y del que dependen decisiones estratégicas?

La respuesta es no, simplemente el primero es un producto muy ágil y que necesita poco gobierno y el segundo es muy robusto, muy gobernado, lo que nos lleva al siguiente principio.


«Aplicar un enfoque progresivo al desplegar un programa de gobierno del dato permite abordar la complejidad de manera más efectiva, adaptarse al cambio, minimizar los riesgos, generar valor temprano y fomentar la aceptación y adopción dentro de la organización»

El gobierno de los datos se adapta al contexto y a las necesidades de cada producto de datos, no se impone de forma rígida y uniforme.

Para lograr un gobierno de los datos eficaz y flexible, es necesario adoptar un enfoque ágil y centrado en el valor. Esto implica definir diferentes tipos de productos de datos, que van desde productos con mínimo de gobierno, pero que se pueden desarrollar de forma muy ágil, a productos altamente gobernados y robustos.

Cada tipo de producto tendrá unos requisitos y unas prácticas de gobierno distintas, que se han de alinear con el propósito, el alcance y el público objetivo del producto. Así, se evita aplicar un gobierno de los datos excesivo o insuficiente, que podría limitar la innovación, la calidad o la confianza de los usuarios.

Hacer las cosas mal no es una opción.

Es normal que nuestras organizaciones tengan necesidades de productos de datos con independencia de su nivel de madurez a la hora de gobernar los datos. Una organización más madura podrá generar productos más robustos y una menos madura se tendrá que contentar con productos menos fiables (peor definidos y con riesgos en cuanto a calidad, seguridad y control de la privacidad).

Es normal que nuestras organizaciones tengan necesidades de productos de datos con independencia de su nivel de madurez a la hora de gobernar los datos. Una organización más madura podrá generar productos más robustos y una menos madura se tendrá que contentar con productos menos fiables (peor definidos y con riesgos en cuanto a calidad, seguridad y control de la privacidad).

Los productos menos fiables deben tener menor alcance y visibilidad, porque tienen un mayor riesgo. Por ejemplo, no podemos construir un dashboard para el comité de dirección sin hacer especial foco en tareas de calidad, seguridad, control de acceso, definición, etc.

Esta regla es importantísima, no debemos coger atajos, debemos ser firmes a la hora de asegurar las practicas imprescindibles en función del tipo de producto (…)




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